ADENTRO ES AFUERA
En nuestro “ver” cotidiano, percibimos un interior en alguna parte detrás de los ojos, creemos experimentar una frontera entre lo de afuera y lo de adentro. Nuestro “yo” termina en el límite de nuestros ojos, de nuestro cuerpo y pensamos que a partir de ahí empieza el mundo..
¿Podemos encontrar un límite a nuestra visión?
Mi cerebro me dice que estoy contenida en esta casa pero en realidad esta casa está contenida en mi cerebro.
Estuve adentro, viviendo una especie de autismo que me permitió revivir en forma plena los sentimientos de mi infancia y buscando afuera de mi misma la confirmación de que hay más vida que nuestras preocupaciones y necesidades cotidianas.
Plasmarlo me ayuda a volver permanente lo impermanente. Salvar la imagen del olvido.“Ver”, realmente es ya no distinguir entre interior y exterior.