Después de reflexionar acerca de la materia orgánica y sus transformaciones en el tiempo, me interesé en sus opuestos: lo presente y lo ausente, lo duradero y lo efímero y lo visible y lo invisible.
Resulta imposible pensar en la desaparición sin su antípoda, la aparición; una supone a la otra. Sin embargo, en el tránsito entre los polos van quedando rastros, huellas, vestigios que hacen más tangible a la ausencia que a la presencia misma. Ninguna de estas es absoluta: no hay nunca un vacío completo ni la plenitud total.
Para representar la ausencia, el entendimiento del vacío, hice una serie de obras sobre las huellas, los vestigios y los rastros . Igualmente, en otra serie cuestiono la noción de vacío, a través de agujeros negros, blancos o de color. Espero que el espectador se sienta en un espacio para la contemplación y la reflexión.